Había oído decir que circulaba por Maó un coche fúnebre que no pertenecía a ninguna funeraria, pero nunca lo había visto hasta ayer y la imagen resulta, no sé muy cómo definirla, extravagante, curiosa… ¿morbosa quizás? Y es que me cuesta creer que alguien pueda sentirse cómodo y a gusto conduciendo semejante artefacto, pero si lo que pretende es llamar la atención, esto debe conseguirlo con creces.
El dueño del vehículo combina el morbo con el cachondeo dejando que la cruz original del techo del coche conviva con el muñeco del cristal trasero, una representación de Jack, el protagonista de “Pesadilla antes de navidad” de Tim Burton.
La vergüenza fue más fuerte que la curiosidad y no me acerque para intentar vislumbrar el interior del vehículo, tome la foto discretamente con mi móvil desde la otra acera. Me quedé, por tanto, con las ganas de ver el uso que se daba a la parte trasera, resguardada por una cortina que parecía plomada.
Me pregunto cómo se las apañaran si han de viajar en el coche más de dos personas: ¿Irá el tercero en cuestión tumbado en la parte trasera del vehículo? ¿Viajara metido en una caja como si de un entierro se tratara?
Para completar esta entrada sin dejar el tono cómico, os dejo este vídeo. En él un fragmento de “Un funeral de muerte”, una de las películas más hilarantes que he visto en estos últimos años.
Ahora esto sí, puestos a verla, elegid esta primera versión británica, puesto que la calidad del remake que se hizo en EEUU no tiene nada que ver. Los ingleses siguen siendo los reyes del humor.
RAUXA 